MIL MOMENTOS INESPERADOS.

Muy buenas, el pasado fin de semana recibí la visita en Edimburgo, ciudad en la que resido desde Octubre, de una persona muy especial y la cual esta viviendo todo estoy muy de cerca, ella es Ana Carmona, mi modelo, fiel consejera, pero sobre todo mi amiga desde hace años.

Hacía un mes y medio que no nos veíamos físicamente, pero estamos al día porque nos petamos WhatsApp y solemos hacer Skype varios días a la semana, pero era necesario una escapada juntos.

Hemos pasado unos días inmejorables, el tiempo ha sido favorable considerando los poco grados que solemos tener en esta ciudad. Pudimos disfrutar de las vistas de Edimburgo desde su enorme Castillo, pasear por sus calles de ensueño, hacer compras en tiendas emblemáticas, he de decir que bien acompañado se disfruta de todo aún más. 

Yo busco moda allá donde voy, en Edimburgo he observado que la moda es un sector complicado en el sentido de que existen potentes marcas internacionales pero no se promueven eventos y actos de moda en la ciudad. 

Sin embargo, en Sevilla encontramos mil tiendas donde encuentras ropa para distintos eventos a un precio asequible, y además estas empresas participan y colaboran en eventos de moda que potencian su presencia en este competitivo sector. 

En mi opinión, en España estamos muy arraigados a las tradiciones y al saber vestir, y no he sido consciente de ello hasta que no he salido de mi país. 

Continuando con la reflexión anterior, comparto una experiencia. En cualquier ciudad de España puedes encontrar una “mercería”, en Edimburgo estuve buscando una tienda de este tipo durante tres semanas, y cuando llegué la decepción fue tremenda. 

La señora no entendía nada de lo que le pedía y realmente no sabía si estaba en una mercería o en una habitación vacía; entiendo que las culturas son distintas pero el coser es un técnica mundial, así que me sentí triste .

Esto no hizo que perdiera de ilusión, le pregunté a mi profesora Line y me habló de unos grandes almacenes que están cerca de mi residencia, pensé que podría ir con Ana y una tarde decidimos ir. Pues bien, llegamos a la segunda planta y mis ojos brillaron al ver todo aquel espacio destinado a material de costura, llevaba más de un mes sin ver telas, alfileres, máquinas de coser. 

Nervioso empecé a tocarlo todo, no sabía por donde empezar, las telas en su mayoría eran súper sintéticas, poliéster puro, pero conseguimos algunas que merecían la pena. 

Nos atendió una señora de lo más estupenda, muy sonriente en ingles nos explicaba los diferentes modelos de las máquinas de coser, las telas. 

Decidí comprarme una máquina de coser, tenía la necesidad; es similar a la que deje en Sevilla y la he echado muchísimo de menos. Por la mañana abrimos la caja de la máquina, ambos lo vivimos con la misma ilusión que se tiene el día de Reyes magos. 

Antes no podía coser, pero si he imaginado, pintado y diseñado distintos modelos que pronto verán la luz, ya sabéis que estoy muy ilusionado y agradecido con todo lo bueno que me está pasando. 

¡Muchas gracias por estar un Jueves más!

Besos.